Desde la Dirección de Gestión para Personas con Discapacidad de nuestra ciudad te invitamos a pensar en la diversidad, porque es parte del mundo y es algo valioso que amplía nuestro universo

“Yo hago lo que usted no puede, y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas. Madre Teresa de Calcuta”.

Convivir es vivir junto con otros, y esto muchas veces, supone tensiones porque no todas las personas pensamos, sentimos y actuamos de la misma manera, ni tenemos los mismos intereses y habilidades.

En el mundo laboral inclusivo real, las tensiones surgen y muchas parten del desconocimiento.

El malestar se origina por un prejuicio anclado en que las personas con discapacidad generan una carga y la obligatoriedad de ser “supervisadas” en la tarea, cuando de lo que se trata en realidad es de ampliar las oportunidades para construir en el mundo del trabajo, respeto y reconocimiento.

Cuando pensamos de ante mano que el otro no puede, se discrimina, y la persona con discapacidad es muchas veces colocada en un plano de inferioridad. Se la anula, se la deshumaniza y es precisamente la mirada humana, lo que constituye el eje central del éxito en una verdadera inserción laboral.

Convivir es hacer y pensar con el otro, y no a pesar del otro, y esto implica poder aceptar distintos puntos de vista, opiniones, habilidades y limitaciones.

No sólo se trata de reconocer las diferencias sino de respetarlas y enriquecernos a partir de ellas.

Tal vez, una de las mayores riquezas que ofrece la posibilidad de trabajar en un ambiente diverso, es la posibilidad de crecimiento personal, en el sentido de que por primera vez podemos comprender y compartir, lo que el mundo laboral representa en realidad. Es mucho más lo económico, que cumplir horarios y tareas y lo naturalizamos a diario, para las personas con discapacidad implica un valor social nunca antes dado.

A veces se habla de trabajar en la diversidad como si se tratara de una cuestión de tolerancia, de enseñar a soportar a los otros. Creemos que el desafío es ir más allá de eso, al decir de Silvia Bleichmar la tolerancia supone una suerte de resignación (“me resigno a que haya otros que no son como yo”, “los acepto”) pero en realidad el asunto no es el resignarnos “porque no nos queda otra”, sino valorar al otro, porque creemos que la diversidad es parte del mundo y lo vemos como algo valioso que amplía nuestro universo.

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