La Esclerosis Múltiple es una enfermedad autoinmune, que afecta al sistema nervioso central (cerebro y médula espinal), con mayor incidencia en mujeres que en hombres.
Cuando hablamos de enfermedad autoinmune, significa que las células del sistema inmunológico, que son las encargadas de protegernos de las infecciones causadas por los microorganismos externos, reaccionan, de forma errónea, contra estructuras propias de nuestro cuerpo.
En el caso específico de la EM, el sistema inmunológico ataca por error la mielina produciendo la desmielinización. La mielina es una estructura multilaminar que recubre los axones de las neuronas, funciona como una capa aislante que se forma alrededor de los nervios, incluso los que se encuentran en el cerebro y la médula espinal. Se compone de proteína y sustancias grasas.
Es la vaina de mielina, la que permite que los impulsos eléctricos se transmitan de manera rápida y eficiente a lo largo de las neuronas de todo el sistema nervioso central.
Por ejemplo, si comparáramos el sistema nervioso central con un cableado eléctrico el cable serían los axones, prolongaciones de las neuronas, y la mielina sería el plástico o cobertura aislante del cable.
Entonces los axones, el cable, son los encargados de transmitir la información desde y hacia el cerebro, permitiendo el correcto funcionamiento motor y sensitivo, entre otras funciones.
La mielina sería entonces la cobertura aislante; es la encargada de facilitar la correcta transmisión de estos impulsos nerviosos.
En las zonas del sistema nervioso central en las que se produce una pérdida de mielina aparecen áreas con características similares a una cicatriz, llamadas lesiones o placas.
Estas cicatrices se producen en diferentes momentos, en múltiples áreas del cerebro y la médula espinal y, de ahí, su nombre: esclerosis de sclerae, cicatriz en latín múltiple.
Las manifestaciones de la enfermedad variarán, en función de las áreas en que tengan lugar las lesiones. Por eso, aunque diferentes personas compartan el mismo diagnóstico, la enfermedad y su evolución serán muy diferentes en cada persona.
Aunque a día de hoy no existe un tratamiento que cure la EM, en los últimos años la aparición de nuevos fármacos ha producido un cambio sustancial en la mejora de calidad de vida.