Con modalidad online, 15 niños y niñas y 15 adultos siguen participando del Ensamble de Vientos del barrio El Frutillar, en un esfuerzo conjunto de los docentes, las familias, la Subsecretaría de Cultura municipal, Paico Casa de Arte y la Fundación Nutrir Patagonia.

En esta difícil etapa de aislamiento, el arte es una de las mejores herramientas para que la infancia pueda continuar aprendiendo, conectarse entre sí y sobrellevar la cuarentena. Así lo entendieron todas las personas que, desde distintos lugares, llevan adelante el Ensamble de Vientos del barrio El Frutillar.
A lo largo del año, la agrupación -con la coordinación de la Subsecretaría de Cultura del Municipio- funciona en el centro cultural Paico Casa de Arte, en el barrio El Frutillar.
Hoy, las clases se siguen dictando con modalidad online, para los dos grupos conformados: uno de 15 personas adultas, y otro de 15 niñas y niños. El proyecto es coordinado por tres docentes de la Subsecretaría de Cultura: Matías Jablonsky, Macarena Paredes y César Emmanuel Páez
Además, la Fundación Nutrir Patagonia colabora con algo esencial: brinda los instrumentos a quienes no los tienen.
“Es una acción muy importante la que se está realizando- señala Joaquín De Bento, subsecretario de Cultura-. En el marco del aislamiento social estamos garantizando el acceso al arte y la cultura, prestando los instrumentos aquellos alumnos que no tienen uno propio. De esta manera pueden continuar aprendiendo y sumando una actividad que ayuda en los hogares a mejorar el bienestar espiritual de los niños y niñas de los barrios”.
