En una iniciativa del Proyecto El Brote: Arte-Salud Comunitaria, cogestionado por la Secretaría de Cultura de Río Negro, la Asociación Civil El Brote y la Municipalidad de Bariloche, en articulación especial con la Escuela Municipal de Arte La Llave, el Taller de Teatro Social atravesó este año tan especial con nuevas maneras de desarrollar sus actividades, e incluso logrando una red de apoyo mutuo en plena cuarentena. La experiencia contada por sus coordinadoras: María Lo Prete y Alicia Tealdi.
Entre todas las actividades que debieron reinventarse en 2020 a partir de la pandemia, el Taller de Teatro Social -que llevan adelante en articulación la Escuela Municipal de Arte La Llave y la Asociación Civil El Brote- no fue la excepción. Este espacio que promueve la salud e integración comunitarias a través de herramientas teatrales continuó con el enorme compromiso de docentes y participantes del taller.
Bajo la coordinación de María Lo Prete (profesora de La Llave), Alicia Tealdi y Gabriela Otero (docentes e integrantes de El Brote), este proyecto tiene como corazón promover la salud comunitaria a través del arte, valiéndose de las herramientas desarrolladas a lo largo de los últimos 24 años por El Brote.
Alejandra Schneebeli, directora de la Escuela Municipal de Arte La Llave, destaca “la importancia del trabajo articulado entre todos estos ámbitos estatales y las organizaciones civiles en pos de sostener el derecho al acceso a la cultura de todas las personas, porque este es un proyecto de verdadera inclusión”, y celebró “haberlo podido sostener a lo largo de la pandemia gracias a este trabajo articulado entre instituciones, que también es un mandato de Gustavo para fortalecer este tipo de iniciativas”.
Está dirigido a personas que se interesen en abordar la formación teatral desde una modalidad inclusiva. Convoca tanto a quienes atraviesan un proceso de recuperación en salud mental, como a todos aquellos interesados en formar parte de una experiencia en donde el teatro es una herramienta transformadora.
Las docentes explican que “considerando que la Salud Social la construimos entre todos, este espacio propone, a través del hecho artístico-creativo, resignificarnos como sujetos: compartiendo, vinculándonos, expresándonos”. La experiencia comenzó en 2016 y se desarrolla cada año de marzo a diciembre con encuentros semanales.
Los objetivos son dos, que se promueven en simultáneo: “El abordaje de contenidos básicos del lenguaje teatral orientado en la metodología desarrollada por El Brote, y la conformación de un grupo de pertenencia en donde se promuevan los vínculos, el intercambio de vivencias y la convivencia en la aceptación de las singularidades”, detallan las referentes del espacio.
Continuidad durante el aislamiento
En el marco de un taller que justamente busca romper el aislamiento y establecer lazos sociales, la cuarentena y el ASPO fueron un enorme desafío. Las clases iban a comenzar el 19 de marzo, pero la pandemia puso un freno obligado.
Ante la prolongación de la cuarentena, Alicia y María cuentan que “decidimos realizar algunas acciones de acompañamiento para sostener los vínculos y asistir, en caso de ser necesario, a las y los que así lo requirieran”.
Estos lineamientos se trabajaron desde el marco organizacional de la Escuela Municipal de Arte La Llave y de la Asociación Civil El Brote, desde donde se articularon en simultáneo acciones de acompañamiento para las y los alumnos y actores usuarios de salud mental del Grupo de Teatro El Brote.
La primera herramienta para retomar el contacto, desde el 21 de abril, fue Whatsapp, ya que no todos los participantes cuentan con internet en sus hogares o dispositivos adecuados para realizar reuniones virtuales. Desde ese momento y hasta la actualidad, todos los jueves -el día habitual del taller- las docentes propusieron al grupo “consignas que fueron creciendo en complejidad: desde el simple envío de una foto a la elaboración de videos con composición de escenas teatrales”.
Fueron aproximadamente 10 personas las que participaron de las actividades virtuales a lo largo del año.
“Para sostener la participación, además de las actividades grupales, fue necesario estar atentas desde la coordinación para reforzar con llamadas individuales a integrantes que no aportaban o manifestaban algún malestar. De este modo se llegó a detectar un par de situaciones de falta de acompañamiento psicológico y de medicación, producto de la cuarentena, que pudimos resolver articulando con el Servicio de Salud Mental del Hospital”, destacan las coordinadoras del taller, y añaden que también se detectó “la situación de una de las participantes que sufre violencia de género y en este caso se logró activar un protocolo de protección articulando con los CAAT municipales y la organización Ni Una Menos”.
Así, el principal desafío de 2020 también se convirtió en uno de los mayores logros: “Con esta modalidad de sostenimiento de los vínculos se generó una importante red de apoyo mutuo entre participantes, alentándose en todo momento y comunicándose entre ellas y ellos en forma paralela e independiente”, señalan María y Alicia. Y sintetizan: “Evaluamos que a pesar de un año tan difícil en cuanto a la comunicación, lo logrado es muy satisfactorio, no solamente por haber mantenido los vínculos sino también por haber logrado una continuidad en el trabajo creativo mediante una gran adaptación y flexibilidad, de las y los alumnos y nuestra también”.