A partir de la sanción de la Ordenanza 3068 del Concejo Municipal se estableció, en un trabajo en conjunto con el INTA y el Ejecutivo comunal, un programa de concientización para reducir el impacto de la chaqueta amarilla en nuestra ciudad.
A partir de la sanción de la Ordenanza 3068 del Concejo Municipal se estableció, en un trabajo en conjunto con el INTA y el Ejecutivo comunal, un programa de concientización para reducir el impacto de la chaqueta amarilla en nuestra ciudad.
En este sentido la concejal Julia Fernández destacó que luego de la sanción de la Ordenanza “vamos a comenzar con una campaña de concientización de cómo cada uno de los vecinos y vecinas pueden realizar distintas tareas en distintos meses del año para reducir el impacto de lo que la chaqueta genera”.
Es importante aclarar que la chaqueta amarilla es un insecto que no pertenece a la zona; es invasor. Llegó acá por accidente desde Chile. En base al problema que causa, hay ciertas cosas que se pueden hacer para disminuir las poblaciones a través de los años:
La picadura de la chaqueta puede ir desde un dolor localizado hasta el shock anafiláctico (es la reacción alérgica más grave que existe) que puede terminar en la muerte.
En la primavera, las reinas que han hibernado durante el invierno comienzan a volar por lo que resulta relativamente fácil su eliminación; lo que recomiendan expertos del INTA.
Luego las reinas forman el nido -generalmente subterráneo-; en los meses de febrero o marzo ya está el pico máximo de individuos de la colonia. Ahí también es un momento propicio para encontrar los nidos y eliminarlos con relativa facilidad con diferentes estrategias.
Por caso podemos mencionar las “trampas” o señuelos para las obreras y que molesten menos en los pícnic o en un asado. Ya hacia el otoño comienzan volar los nuevos reproductivos, los que son fáciles de identificar y eliminar.
Es dable recordar que son insectos no pertenecen a la zona, por lo que representan una competencia a las especies nativas por néctar, por polen, etc. y tienen un impacto negativo a nivel de producción apícola, reduciendo la productividad de la colmena por lo que es múltiple el impacto ambiental, productivo y social o urbano.
