Este lunes, la Escuela Primaria Nº329 del barrio Pilar II se llenó de movimiento, curiosidad y participación. Más de 60 alumnos compartieron una jornada de Educación Vial organizada por el área especializada de la Subsecretaría de Tránsito y Transporte de la Municipalidad de San Carlos de Bariloche. La iniciativa forma parte de una campaña que recorre las escuelas primarias de la ciudad, apostando a la prevención desde las aulas.
La propuesta se desarrolla en un formato dinámico, donde los juegos, las preguntas y las reflexiones compartidas marcan el ritmo del aprendizaje. Los semáforos peatonales y vehiculares se convierten en protagonistas: los chicos observan sus luces, cuentan los segundos y debaten sobre qué hacer cuando titilan. Así, las señales dejan de ser abstractas y se vuelven parte de su mundo cotidiano.
Uno de los momentos más comentados fue el debate sobre el uso del celular al conducir. Lejos de juzgar, el espacio permitió pensar juntos sobre los riesgos y el impacto que tienen las decisiones de los adultos en la seguridad vial. Cada intervención abrió la puerta a nuevas preguntas y aprendizajes. Las jornadas se llevan adelante siempre con el mismo objetivo: sembrar conciencia desde la infancia y fortalecer el rol de los chicos como multiplicadores de buenas prácticas.
Además de aprender normas, los alumnos se convierten en portadores de mensajes que pueden viajar hasta sus hogares. “Le voy a contar a mi mamá que hay que esperar la luz verde”, dijo uno de los participantes. Estas frases espontáneas reflejan el espíritu de la propuesta: generar cambios reales a partir de pequeñas acciones cotidianas.
Desde la Subsecretaría de Tránsito y Transporte, el área de Educación Vial sostiene que la prevención no empieza en la esquina, sino mucho antes. Por eso, cada jornada se diseña como un espacio de diálogo, donde las ideas previas de los chicos se transforman en herramientas para construir nuevas formas de mirar la ciudad.
La experiencia en la Escuela 329 dejó huellas que seguirán creciendo. Entre risas, juegos y preguntas, Bariloche apuesta a una educación vial que nace en el aula y se proyecta en cada paso, cada cruce y cada decisión. Porque cuando los semáforos enseñan, las calles pueden cambiar.