
La iniciativa, impulsada por la Municipalidad de San Carlos de Bariloche a través del CAAT 9, nace del trabajo articulado con grupos de adultos mayores, el taller de plantas medicinales, el taller de panadería y otros espacios comunitarios. Juntos, con manos dispuestas y saberes ancestrales, comenzaron a devolverle vida a este lugar que promete convertirse en un verdadero jardín de salud y encuentro.

El proyecto tiene como eje central el cultivo de especies medicinales, cuidadosamente seleccionadas y documentadas por sus propiedades terapéuticas. Pero hay un detalle que lo vuelve aún más especial: cada planta llevará el nombre de un integrante del grupo de adultos mayores, como homenaje vivo a quienes sostienen la memoria colectiva y transmiten su conocimiento con generosidad.

Este gesto simbólico y afectivo no solo honra trayectorias, sino que también reafirma el compromiso con la salud natural y la transmisión intergeneracional del saber. Porque en cada hoja, en cada raíz, late una historia compartida.

Así, el invernadero no será solo un espacio verde, sino un puente entre generaciones, un aula abierta y un refugio de afectos. Un lugar donde la tierra se cultiva con respeto, y el conocimiento florece en comunidad.
