Ozzy fue ingresado al área municipal en condiciones que requerían atención. Como parte del protocolo que se aplica a cada animal que ingresa, fue castrado, vacunado, desparasitado y sometido a estudios clínicos para descartar enfermedades infectocontagiosas. Solo una vez que se constató que su salud estaba en óptimas condiciones, comenzó el proceso más importante: el de encontrarle una familia.

Fue en ese momento que apareció Guillermo, un vecino que no dudó en abrirle las puertas de su hogar y brindarle a Ozzy una oportunidad real de volver a confiar y vivir en un entorno lleno de afecto y cuidados.

Como suele suceder con muchos animales que han sufrido abandono o maltrato, la primera interacción estuvo marcada por la desconfianza. Pero bastaron unos minutos de paseo, juegos y paciencia para que Ozzy se relajara y comenzara a vincularse. Fue ahí donde surgió el lazo: esa conexión única que se da cuando el amor supera al miedo.

Hoy, Ozzy tiene un nuevo presente y un futuro prometedor. Vive con Guillermo, su nueva familia, y camina por Bariloche como un perro más que encontró su lugar en el mundo.

Este caso, como tantos otros, pone en valor el trabajo silencioso pero incansable de Sanidad Animal, que no solo actúa ante denuncias, sino que sostiene una política pública sanitaria integral: control poblacional, promoción de la tenencia responsable y, sobre todo, acompañamiento en cada proceso de adopción.

Al mismo tiempo, es un reconocimiento a los vecinos y vecinas que deciden adoptar y no comprar, que entienden que un animal no es un objeto, sino un ser que necesita cuidados, amor y compromiso.

Porque adoptar salva vidas. Y cuando hay un Estado presente, un equipo profesional comprometido y una comunidad dispuesta a involucrarse, los milagros cotidianos como el de Ozzy son posibles.

Si querés conocer los perros en adopción responsable podés seguir las redes sociales de sanidad animal Bariloche y conocerlos.