Este viernes, la 54º Fiesta Nacional de la Nieve regaló una jornada que quedará grabada en la memoria colectiva. Desde temprano, el escenario principal del Centro Cívico se convirtió en un mosaico de expresiones artísticas, donde cada grupo, cada banda, cada cuerpo de danza dejó su huella con pasión y entrega.

La tarde comenzó con la delicadeza de Tradición Sureña presentando Mujeres del Viento y el sentir profundo de Tango Austral, para luego dar paso a una seguidilla de bandas locales que pusieron a vibrar a toda la plaza: Fantoma, Fuegas Samba Reggae y Lugareños.

Párrafo aparte merece la actuación de Mercenarios; con una polenta impresionante y clásicos que nunca mueren sacudieron el escenario del Centro Cívico. Por su parte, Jazmines del Alba demostraron que el talento barilochense está más vivo que nunca. Subirse al escenario mayor fue, para muchos, un sueño cumplido.

También se lució la Compañía Municipal de Danza de la Escuela de Arte La Llave, que aportó frescura y profesionalismo a una tarde que celebró la diversidad de estilos y generaciones. La danza fue protagonista, y cada presentación sumó color, emoción y orgullo local.

Uno de los momentos más emotivos llegó con la presentación del Ballet Folklórico Municipal Tolkeyen, que desplegó una puesta vibrante, cargada de identidad y fuerza. Cada zapateo, cada giro, cada pañuelo al viento fue una declaración de amor a nuestras raíces. El público, conmovido, respondió con aplausos largos y sentidos.

La jornada cerró con broche de oro: Luciano Pereyra se adueñó del escenario y del corazón de miles de personas que cantaron, lloraron y se abrazaron al ritmo de sus canciones. Acompañado por Travel Rock, el artista ofreció un show inolvidable que coronó un día de fiesta, comunidad y arte.

La Fiesta de la Nieve sigue demostrando que es un espacio de encuentro, de reconocimiento, de oportunidades para quienes hacen cultura todos los días. Que las bandas locales hayan compartido escenario con artistas consagrados es un gesto que habla de inclusión, de respeto y de futuro.

Y esto recién empieza. Bariloche está celebrando con el alma, y cada jornada suma nuevas postales de emoción, talento y pertenencia.